MEMORIAS DEL MAIZ
Milenario testimonio de cómo
los antiguos le dieron el regalo
del maíz al mundo.
relatado por Xuan Quen Santos
De cómo los perdonaron
Los descendientes de Achí e Ixok, de sus siete hijos e hijas, de sus nietos y bisnietos se dispersaron por toda la tierra. Guardaron en sus pensamientos las memorias de las siete cuevas de Chicomóztoc y del Sipapu, de Tupeu y Kumatz, de Hurakán y Cabrakán. Recordaban el fuego, el desborde de las aguas y un lugar llamado Paxil. Todo lo demás lo olvidaron.
Caminaron de lugar en lugar. Comieron lo que encontraron. Comieron raíces, tallos y bayas. Comieron alimañas, animales con plumas, animales con escamas. Pero pasaban hambre. Por donde pasaban, la comida escaseaba; las fieras los mordían, los aplastaban y los hacían pedazos dejando sus huesos tirados por todas partes.
Kumatz volvió a elevarse en su forma de quetzal y voló hasta las cuatro esquinas del cielo. Vio lo que pasaba y no le pareció pues sus creaturas eran. Así fue como el sufrimiento de los hombres entró en su pensamiento. Escuchó que los hombres gritaban su nombre: —¡Kumatz, nuestro Formador!
Los hombres reconocieron su origen y Kumatz los perdonó.
Así me lo contaron.
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