MEMORIAS DEL MAIZ
Milenario testimonio de cómo
los antiguos le dieron el regalo
del maíz al mundo.
relatado por Xuan Quen Santos
De cómo fueron castigados
Con el paso del tiempo los hombres se volvieron arrogantes y olvidaron su origen. A todo le pusieron nombre, a los lugares, a los animales y a las plantas. Se fueron adueñando de todo, se comían lo que encontraban y se olvidaron del Creador.
El Creador y los Progenitores les preguntaron: —¿Qué piensan de su estado? ¿No miran? ¿No oyen? ¿No son buenos su lenguaje y su manera de andar? ¿Por qué no lo agradecen? ¿Por qué no nos reconocen? La respuesta que los hombres dieron no la oyeron con gusto.
—¡No está bien lo que dicen! ¿Acaso no son por su naturaleza simples creaturas y hechuras? ¿Han de ser ellos también dioses?—así se preguntaron El Creador, Los Progenitores y los Formadores. —Refrenemos un poco sus deseos, pues no está bien lo que vemos. ¿Por ventura se han de igualar a nosotros que podemos viajar grandes distancias, que lo sabemos y vemos todo?
Corazón de la Tierra y Corazón del Cielo sacaron del mar una pesada neblina. Kumatz se volvió el gran viento Hurakán y la sopló sobre la tierra. Los ojos de la gente se velaron y desde entonces sólo pudieron ver lo que estaba cerca. Tupeu se volvió Cabrakán y sacudió el suelo y rajó las montañas. Las aguas se desbordaron y todo lo arrastraron. La gente corrió para todos lados y se dispersó. Ixkic cubrió al sol y la oscuridad enfrió toda la tierra y una escarcha pesada la cubrió. Los pájaros callaron, los animales se escondieron y la gente se ocultó.
Así fue como los hombres perdieron los conocimientos que habían recibido de los Formadores, el lenguaje original y la visión de gran distancia.
Cuando la claridad apareció, la gente se había ido de Paxil.
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