MEMORIAS DEL MAIZ
Milenario testimonio de cómo
los antiguos le dieron el regalo
del maíz al mundo.
relatado por Xuan Quen Santos
De cómo se hizo lo demás
Como todo estaba en silencio, el Creador ordenó: —¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío, que se termine de crear todo, que haya sonido!
Los Progenitores le dieron a Kumatz y Tupeu todo lo que necesitaban para cumplir. Con la ayuda de Ixkic, Kumatz hizo todos los animalitos del cielo, del día y de la noche. Así también Tupeu y Zóchil hicieron todos los del suelo, del día y de la noche. Entre todos hicieron a los del agua; del agua fresca, del agua amarga y del agua salada. A todos les dieron color y sonidos. Y el Creador se puso contento. Así me lo contaron.
Kumatz se volvió pájaro para volar alto y ver lo que habían formado. Se volvió un quetzal, de plumaje verde y azul como el agua y con una larga cola; su pecho rojo, color del Corazón del Cielo. Tupeu se volvió taltuza para hacer lo mismo y caminó sobre la tierra, entre ella y hasta debajo. Por eso quedó color de tierra.
Así fue como vieron horrorizados que todos los animalitos tenían hambre y habían comenzado a comerse unos a otros. Algunos animales se acabaron. Los Formadores se dieron cuenta que los animales no hablaban ni podían decir los nombres del Creador, de los Progenitores o los suyos. Sólo ruidos hacían.
Kumatz y Tupeu conferenciaron. Consultaron con sus compañeras y se pusieron de acuerdo juntando sus palabras y pensamiento. Tenían que apurarse para hacer el alimento. Kumatz empezó a llover y Zóchil sacó de las flores todas las plantas. Así fue como nació el bosque y la selva. Tupeu les dio raíces a todas para que se agarraran a la tierra e Ixkic les colgó todas las frutas.
Así fue como aparecieron todas las raíces, las hojas y las semillas.
Salió el sol y el hambre se detuvo.
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