MEMORIAS DEL MAIZ
Milenario testimonio de cómo
los antiguos le dieron el regalo
del maíz al mundo.
relatado por Xuan Quen Santos
De
cómo la milpa se volvió altar
Hurakán apareció y llovió
con viento y granizo sobre las milpas. Cuando se fue, Ixim estaba doblada,
Kinac estaba medio hundida y Mukun tenía sus hojas agujereadas. Las tres juntaron sus palabras y
pensamiento. Consultando y meditando se
pusieron de acuerdo. Desde entonces hay concordia entre ellas y se ayudan. Por
eso crecen juntas.
Ixim crece alta y
protege a sus hermanas del sol y del granizo. A Kinac la sube en su regazo y
evita que se arrastre y así las vainas del frijol se maduran colgando. Kinac, a
cambio se prende de su hermana grande y sus tallos le dan fuerza a las cañas
cuando hay viento. Mukun defiende a sus hermanas de las malezas y de las
alimañas con sus espinas y consume el exceso de lluvia.
Las tres hermanas
-maíz, frijol y calabaza- al terminar de dar sus frutos, regresan al Corazón de
la Tierra. El suelo se enriquece y la milpa siguiente se da mejor. Las semillas se secan, se guardan y se escogen. Las mejores son las que se entregan al
Corazón de la Tierra para el alimento del Creador. Y así, con la cuenta del maíz
y la lluvia se vuelve a sembrar.
La milpa se volvió el
altar. Así me lo contaron y así es desde entonces.
No comments:
Post a Comment