MEMORIAS DEL MAIZ
Milenario testimonio de cómo
los antiguos le dieron el regalo
del maíz al mundo.
relatado por Xuan Quen Santos
De cómo las milpas se completaron
Poco a poco fueron llegando los demás animales. Las ardillas, los monos y los tlacuaches recogieron las bellotas y las nueces. Los coyotes, los gatos de monte y los jaguares recogieron las semillas grandes. Las culebras, las iguanas y las lagartijas recogieron las demás.
Por donde fueron volando, por donde fueron pasando, dejaron caer las semillas. Unas por aquí, otras por allá. Por todos lados las botaron.
Y así fue como se enriquecieron las milpas. Todo tipo de calabazas creció al pié del maíz y frijoles de todos colores se enredaron en las cañas. Las tres hermanas se volvieron el altar en las milpas otra vez.
Y las milpas se enriquecieron cuando crecieron el tomate y los tomatillos; chiles de todos colores y tamaños salieron de la tierra. La gente aprendió a comer amaranto, salvia y girasoles.
Brotaron los árboles de cacao, de aguacate, de ramón, de chicle, de hule y zapote. También brotaron los árboles de copal, de sasafrás, de chinchona y de coca.
Del suelo salieron el camote, la papa y la yuca.
La gente aprendió a sazonar con vainilla, achiote, epazote y culantro.
La gente aprendió a tejer con la fibra del algodón, del henequén y de la lechuguilla.
Así pasó. Así me lo contaron.
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